Mucha aguua y paradas nos permitieron llegar a la meta, no lo podiamos creer, además teniamos una mochilita que pesaba sus cuantos quilos. Arriba nos esperaba una vista espectacular, duchas, carpas impecables,, mejor q en cualquier campamento. Tomamos la merienda y mas tarde la cena, no sin antes bañarnos porque la verdad no nos aguantábamos.
Regateamos hasta en la montaña, no pod{ian faltar los vendedores de artesanías, jeje.
En la noche salió truco y otros juegos, re linda la noche, no llovió y la temperatura era la ideal.
Al otro dia nos despertaron 5.30 para ver el amanecer y pudimos ver los picos del Himalaya, la vista un sueño, nos sirvieron cafecito caliente y la verdad que no teniamos ganas de bajar.
Luego del desayuno partimos la vuelta, que no fue tan brava como la ida, pero igualmente el calor estaba bravo aunque eran las 8 de la mañana.
Que suerte tuvimos de vivir esta experiencia porque la verdad que será una de las mas recordadas del viaje.
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